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Directora Nacional de Salud bucodental

22/04/2022

“El COVID-19 trajo cambios positivos que llegaron para mejorar la calidad de la atención de la salud bucodental”, señala la Dra. Claudia Martinelli,

La Dra. Claudia Martinelli, directora de Salud Bucodental del Ministerio de Salud de la Nación, habló con Salud Bucal a dos años del inicio de la pandemia sobre los diferentes aspectos de la profesión, su adaptación al contexto y las formas de trabajo que llegaron para quedarse.

¿Cuáles fueron las primeras medidas que tomaron los servicios de odontología para evitar el contagio durante la atención en la pandemia?
Uso de estrictos protocolos de bioseguridad. Históricamente la odontología ha tenido un uso virtuoso de los protocolos de bioseguridad y con la pandemia hubo revisiones y actualizaciones en relación a los elementos de protección personal (EPP), la ventilación (anteriormente una hora de ventilación entre pacientes y actualmente diez minutos desde la última aerosolización) y aspectos edilicios. También, se repensó la organización y distribución de tareas dentro del equipo de salud del consultorio (secretario, asistente, odontólogo). Se modificó la tasa de uso de las instalaciones (menos cantidad de pacientes en sala de espera, sin acompañantes) con mayor organización para evitar la aglomeración de personas. En relación a la modalidad de atención y la gestión del paciente: primero, se utilizaron flujogramas para realizar un triage telefónico en el que se consultaba sobre síntomas y contactos estrechos, y se diferenciaba la urgencia de la atención programada, y se priorizaba la primera en los momentos de mayor restricción de circulación. Estos mecanismos de organización y priorización de turnos permitió ofrecer espacios seguros de circulación y espera para los pacientes.

Actualmente, ¿existen prestaciones o prácticas que no deban llevarse a cabo en el consultorio por ser mayor el riesgo de contagio?
Hoy, pueden realizarse absolutamente todas las prestaciones odontológicas con las medidas adecuadas de bioseguridad, así como las acciones mitigantes de la contaminación del aire. Las prácticas aerolizadas en el comienzo de la pandemia, se postergaron para evitar la contaminación del aire del consultorio porque se desconocía cuánto tiempo verdaderamente sobrevivía el virus en el aire y la superficie, luego al comprobar que el uso de EPP sumado a la ventilación eran medidas suficientes para evitar que la atención odontológica fuera una actividad de riesgo, fue posible flexibilizar la atención hasta lograr que todas las prácticas pudieran llevarse a cabo nuevamente. Otra buena práctica fue la de realizar el mayor número de prestaciones posibles por sesión (de acuerdo a la tolerancia del paciente) para optimizar los recursos físicos y económicos que conlleva la atención odontológica.

¿Qué podría decirnos sobre los nuevos EPP?
Primero, recordemos que al inicio de la pandemia los EPP eran escasos y extremadamente costosos, hoy el acceso es mucho mayor. Los nuevos elementos de protección personal como las máscaras protectoras y los camisolines descartables que se colocan sobre la ropa de trabajo del profesional para llevar a cabo todas las prestaciones, llegaron para quedarse como buena práctica dentro de la bioseguridad, dado que además de ser barreras físicas de probada eficacia para el SARS-CoV-2 previenen el contagio de todas las otras enfermedades (infecciones cruzadas), que pueden generarse durante la consulta o la atención odontológica. Esto debido a la proximidad entre el profesional y la boca del paciente, así como la aerosolización que ya mencioné. Basta con mirar el plástico de las máscaras que hoy usamos para reflexionar acerca de la importancia de esta barrera física.

¿El COVID-19 afectó a los odontólogos igual que a los otros profesionales de la salud como médicos, enfermeros, etc.?
Los odontólogos son los profesionales de la salud que menor tasa de contagio tuvieron durante la pandemia y esto se debe a las normas de bioseguridad adoptadas por la profesión desde la aparición del VIH en la década de 1980 adicionado al uso adecuado de un EPP para cada tipo de práctica. En un trabajo del Consejo Español de Dentistas, hay un informe completo al respecto*.

¿La teleodontología existía en la Argentina antes de la pandemia? ¿Cómo impacta en el acceso a los servicios de salud?
Existía telesalud e informalmente algunas acciones de teleodontología, excepto la provincia de Mendoza que ya tenía un recorrido exitoso en la materia. Basados en esta experiencia de la Universidad Nacional de Cuyo, se presentó un proyecto de Red de Teleodontología a la plataforma de telesalud que fue aceptado y funciona desde fines de 2020. Se trabajó en la organización de este recurso en todas las jurisdicciones del país, se incorporaron a la red once provincias hasta el momento, y hospitales e instituciones que se encuentran en estado de sensibilización de la plataforma. El contexto pandémico nos obligó a poner en valor este recurso. Hubo una fuerte adhesión a la teleodontología ya que fue esencial para la definición, priorización y atención de las urgencias y emergencias. Hoy a dos años de la pandemia, puede valorarse además un mejor uso del recurso más escaso: el tiempo, ya que muchas dudas, consultas e interconsultas se pueden seguir realizando por este medio. Este servicio ha permitido minimizar la asistencia presencial de los pacientes en los centros odontológicos para reducir la transmisión viral durante la crisis sanitaria. Se redujo el desplazamiento de los pacientes y las asistencias presenciales innecesarias. Otro aspecto fundamental que tuvo como punto de partida el contexto pandémico y se instaló como una buena práctica, fue la comunicación permanente y la actualización de saberes del ámbito profesional desde los organismos gubernamentales, ministerios de salud nacionales y provinciales, colegios, asociaciones y facultades. Si bien siempre se realizaron actividades formativas tendientes a la actualización en las diferentes disciplinas o especialidades, la demanda sobre protocolos de bioseguridad, guías clínicas, procesos para el cuidado y la prevención, potenciaron  estas acciones. La capacidad de adaptación a un escenario hostil nos llevó a generar cambios positivos y a implementar herramientas que permitieron dar una respuesta a las necesidades de la población y que llegaron para mejorar la calidad de la atención de la salud bucodental.

* Acceso al informe del Consejo Español de Dentistas
 

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