La pandemia modificó la dinámica de la asistencia así como generó una baja de consultas. Hoy, el desafío es trabajar para recuperar los índices históricos de pacientes atendidos. En esta nota el jefe de Guardia, Dr. Carlos Russo, explica cómo fue trabajar en pandemia en el ámbito de la salud pública de la ciudad de Buenos Aires
El Hospital de Odontología Dr. Ramón Carrillo de la ciudad de Buenos Aires dispone de un Departamento de Guardia que cuenta con un equipo de cuarenta y cinco personas cuyo objetivo central es aliviar al paciente del dolor y otros síntomas asociados. Las patologías que se asisten pueden clasificarse en cinco grandes grupos: pulpares; infecciones ontogénicas; traumatismos dentarios y de los maxilares; complicaciones de la exodoncia-alveolitis y hemorragias; y urgencias estéticas. El Dr. Carlos Russo, jefe de este servicio, explica: “La guardia es la carta de presentación de todo hospital. Su propósito es que los servicios médico-odontológicos estén disponibles de manera ininterrumpida las 24 horas del día, los siete días de la semana, los 365 días del año. Atendemos las urgencias odontológicas de quienes residen, trabajan y transitan en la ciudad de Buenos Aires”.
Los pacientes acceden a la guardia por demanda espontánea derivados de otras áreas del hospital, hospitales generales, Centros de Salud Comunitarios (Cesac) y odontólogos de forma particular. “Si tenemos en cuenta que la urgencia es definida como la patología cuya evolución no es necesariamente mortal, pero que debe ser atendida a la brevedad para evitar complicaciones mayores, y la emergencia es una situación que pone en peligro inmediato la vida del paciente o la función de un órgano, en nuestro servicio recibimos sobretodo urgencias con la excepción de la avulsión dentaria en la cual la celeridad del tratamiento podrá evitar la muerte del órgano dentario”, detalla el Dr. Russo.
Atender en la pandemia
Antes de la pandemia, el promedio de consultas era de 2800 mensuales, pero el COVID-19 afectó directamente la dinámica sanitaria: “Desde los primeros días de marzo de 2020, se empezó a temer -y desconocer- el alcance y las consecuencias en la atención y sobre todo lo referido a la aerosolización. El Ministerio de Salud de la Nación convocó a la Confederación Odontológica de la República Argentina y a la Asociación Odontológica Argentina para el estudio y análisis del material científico local y del exterior, y así se publica- ron los primeros protocolos”, expresa Carlos Russo.
Cuando se impuso el Aislamiento Preventivo Social Obligatorio (ASPO) la demanda odontológica cayó a niveles muy bajos: “En ese momento solo se autorizaba la atención de urgencias extremas -sin producción de aerosoles-, y la Guardia era el único servicio en funcionamiento en el hospital.
Vivimos una enorme incertidumbre, y de a poco comenzó un proceso de adecuar los protocolos y normas a las realidades fiscas y de insumos, estos cambios se actualizan hasta hoy, debido al ritmo del conocimiento científico”.
De los cambios permanentes de la situación epidemiológica y de la actualización constante de los protocolos y avances de la ciencia, el Dr. Russo rescata el lado positivo de la pandemia: “Nos volvimos más lectores, más pesquisadores de la información. Ayudados por la decisión de la comunidad cien- tífica, de los grandes buscadores, de las bibliotecas y base de datos, de poner a disposición todos los artículos en acceso abierto (open access). Hubo que convertirse, además, en revisores y analistas para identificar y descartar las fake news. De este modo desde la soledad del servicio, tratamos de saber desde cuáles eran las proteínas más importantes para la transcripción y replicación viral hasta cómo colocar- nos correctamente el equipo de protección personal”.
La aerosolización
Una preocupación compartida por toda la comunidad odontológica en estos tiempos fue la aerosolización. Al comienzo de la pandemia si se realizaba una práctica con producción de aerosoles el tiempo de espera entre pacientes debía ser de por lo menos tres horas: “Hoy, se sabe que las gotas con tamaño suficiente para albergar partículas virales con capacidad de contagio decantan en diez a treinta minutos. Actualmente, el Ministerio de Salud de la Nación recomienda esperar media hora para luego realizar la limpieza de las superficies y comenzar con la siguiente consulta. No obstante esta evidencia, se recomienda averiguar en cada jurisdicción, circulo, colegio o ministerio qué protocolos se manejan de manera local, ya que existen disposiciones de espera de treinta minutos, cuarenta y cinco minutos, una hora y tres horas”, señala Russo.
Límites para la atención
La Guardia del Hospital Ramón Carrillo cuenta con dos dispositivos odontológicos totalmente equipados, ubicados en un mismo espacio sin división entre ellos, que poseen grandes ventanales que garantizan iluminación y ventilación, con techos muy altos que generan un gran volumen de aire. Sin embargo, el Dr. Russo enfatiza: “El espacio no es demasiado amplio para las nuevas exigencias y al no tener una división con estanqueidad solo quedo habilitado un solo sillón. Esta disminución de puestos de trabajo es una problemática común a todos los servicios de los hospitales del país con modalidad de consultorios pabellonados o compartidos. Esto sumado al aumento del tiempo de espera entre pacientes conlleva lógicamente a una disminución en satisfacer la demanda de atención de la población tanto en patologías crónicas como agudas”.
Como dato significativo en la guardia aumentó el número de veces que los pacientes concurren por reagudizaciones de patologías ya tratadas en su momento y esto se debe a que durante la pandemia no pudieron acceder al tratamiento definitivo.
El reconocimiento de los pacientes
“En su mayoría, la población entiende que estamos sumidos en una catástrofe mundial y que las normas nos imponen esta forma de atención. Los pacientes comprenden y acompañan. También pueden comprobar el profesionalismo, la dedicación, efectividad de los profesionales de nuestro ser- vicio”, se enorgullece el especialista.
Para finalizar, el Dr. Carlos Russo define el gran desafío que deben asumir: “Debemos recuperar la atención odontológica general, trabajar para alcanzar -y porque no superar- los índices históricos de cantidad de pacientes atendidos. Y así poder cumplir con nuestro objetivo primordial: que la urgencia sea el disparador, que el dolor sea el motivador para que el paciente sea consciente de su enfermedad, y pueda ser ingresado al sistema, para lograr así la salud bucal integral”.
Hospital Ramón Carrillo: un poco de historia
El Hospital Nacional de Odontología se inauguró el 11 de noviembre de 1948, y ese mismo día se habilitó su servicio de Guardia. En 1992, fue transferido al ámbito de la ciudad de Buenos Aires por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional. Años más tarde, trasladado a un remodelado y modernizado pabellón en el predio del Hospital Rivadavia, donde funciona en la actualidad. A partir de ese momento, su nombre pasó a ser Hospital de Odontología Dr. Ramón Carrillo. “Fue en honor al gran médico sanitarista e impulsor de este proyecto de avanzada de contar con un hospital público y gratuito de especialidades odontológicas, en ese momento solo existían en el mundo dos instituciones sanitarias con estas características”, explica el Dr. Carlos Russo.
Traumatismos
En el campo de la urgencia odontológica, además de las novedades que trajo el COVID-19, se publicaron nuevas guías de traumatismos dentales. La International Asociation of Dentral Traumatology en mayo de 2020 dio a conocer las actualizaciones y cambios en la evaluación y manejo de las diferentes injurias traumáticas (www.iadt-dentaltrauma.org).
Equipo de guardia
Tres profesionales de planta de 24 horas con experiencia en emergentología.
Un residente diario de 12 horas de labor, que rotan durante dos años.
Dos asistentes de día y dos de noche.
Diez odontólogos suplentes.
Una asistente para sábados, domingos y feriados.
Un técnico de mantenimiento.
Jefe: Dr. Carlos Russo.
Dr. Carlos Russo
Odontólogo. Especialista en Endodoncia.
Jefe del Servicio de Guardia del Hospital de Odontología Dr. Ramón Carrillo.
Profesor adjunto de la Carrera de Especialización en Endodoncia, Universidad del Salvador/Asociación Odontológica Argentina.
Editor asociado de RAOA, la revista de la Asociación Odontológica Argentina.
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