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Odontología. Experiencia universitaria en la pandemia

09/01/2021

Cinco decanos de Odontología explican cuáles fueron las estrategias educativas que pusieron en marcha para garantizar la calidad académica en el nuevo contexto de la virtualidad impuesta por la pandemia

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El COVID-19 obligó a repensar con urgencia las formas de interactuar de las personas en los ámbitos comunes y públicos. La educación en sus diferentes niveles se vio fuertemente afectada y tanto docentes como alumnos debieron adaptarse a una nueva manera de enseñar y estudiar, con un replanteo de la didáctica y la pedagogía. En este contexto general, las facultades de Odontología debieron tomar medidas que garantizaran la continuidad de las clases y enfrentar los desafíos que impuso una currícula con una importante carga de horas de prácticas presenciales. Sin embargo, no se registró un aumento de la deserción. Por otra parte, la pospandemia dará lugar a un modelo de enseñanza más flexible a partir de la familiarización con las tecnologías de información y comunicación (TICs).
En esta nota los decanos de Odontología de cinco universidades nacionales dan cuenta de las diferentes estrategias, desafíos, dificultades y logros que experimentaron durante este particular ciclo lectivo 2020. Se pueden ver las fotos en la galería de imágenes al pie de esta nota. 

En el reino de la virtualidad
La Dra. Liliana Zeman, decana de Odontología de la Universidad Nacional de Tucumán (FOUNT), da su testimonio y enfatiza sobre el esfuerzo que implicó virar hacia lo digital: “Nos encontramos con una situación difícil. Desde el 20 de marzo no se pudo enseñar en presencialidad y tanto docentes como alumnos nos enfrentamos a una modalidad virtual. Muchas cátedras tenían aulas virtuales, pero eran solo para información, no para formación. Adaptarnos fue una dura tarea, se debió preparar material didáctico, todo el que teníamos estaba elaborado para la presencialidad.
Con respecto a las prácticas preclínicas y clínicas, se realizarán una vez que volvamos a la presencialidad”. La Dra. Patricia Di Nasso, decana de la Facultad de Odontología de Universidad Nacional de Cuyo (FOUNCuyo), Mendoza, subraya que la nueva modalidad se impuso rápidamente: “La virtualidad se hizo presente en la mayoría de los aspectos institucionales universitarios. La comunidad educativa se fue a casa y desde allí los profesores enseñaron (muchos ya estaban familiarizados en el uso de herramientas digitales), los alumnos aprendieron y el personal adecuó sus actividades al formato telemático. Los profesionales de los servicios a la comunidad comenzaron a conectarse con los pacientes en forma virtual. En principio, pensamos que eran quince días y llegamos a más de ocho meses de esta nueva realidad. Pudimos aceitar las actividades académicas, las clases, los exámenes y pensar otras estrategias didácticas que permitieran lograr el proceso de enseñanza–aprendizaje”.
Por su parte en la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de La Plata (FOLP-UNLP), también, se recurrió prontamente a la virtualidad. Su decano, Dr. Gabriel Lazo, sostiene: “Reaccionamos muy rápido al shock que significó el cierre inesperado de la facultad y comenzamos a preparar los recursos didácticos necesarios para asumir otras metodologías de enseñanza, a través de las plataformas virtuales Moodle, Zoom, Webex, Meet, Jitsi, YouTube. Se realizaron todas las actividades docentes, de investiga ción y administrativas como se hacía en la presencialidad.
Solamente quedaron pendientes las prácticas clínicas. Si bien previamente no existían aulas virtuales, se utilizaban las TICs que son la innovación educativa del momento y permiten a los docentes y al alumnado cambios determinantes en el quehacer diario del aula y en el proceso de enseñanza-aprendizaje”. La Dra. Mirta Lutri, decana de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Córdoba (FOUNC), explica que en una carrera con una tradición de ciento cinco años de presencialidad, el proceso fue complejo pero exitoso: “Todas las unidades académicas de la UNC, y nuestra facultad no escapó a esto, hicieron un gran esfuerzo. Fue
clave la buena voluntad de los docentes y los no docentes que nos enseñaron mucho a los docentes, y contribuyeron a la adaptación de los programas académicos. Sobre todo nos auxiliaron a quienes ya somos más grandes y nos ha sido más difícil el uso de las nuevas tecnologías. Quiero destacar que siempre tuvimos como prioridad garantizar de la mejor manera posible el derecho a la educación”.
La Dra. María Adelina Guiglioni, decana de la Facultad de Odontología en la Universidad Nacional del Noroeste (FOUNNE), cuenta que en esta institución la virtualidad ya tenía una trayectoria que facilitó el camino: “A través de la rectora, Prof. María Delfina Veiravé y de las resoluciones aprobadas por el Consejo Superior, se puso en marcha, entre otras acciones, la virtualidad como modo de enseñanza para continuar con el ciclo académico 2020 y los procesos formativos. Su implementación y readecuación no causó mayores inconvenientes debido a que se contaban con los recursos disponibles a través de las aulas virtuales, de la plataforma UNNEVirtual, que forman parte de actividades complementarias a las presenciales desde 2006 y continúan en el plan de estudios vigente desde 2015. De modo que trabajar en aulas virtuales, era una situación normal, conocida, aplicada desde entonces por docentes y estudiantes. Contamos, además con la orientación y asesoramiento ininterrumpido del Departamento de Educación no Presencial. Quiero destacar como fortaleza, la formación permanente que realizaron y realizan a partir de entonces los docentes y del mismo modo, lo hacen las nuevas generaciones con la finalidad de adquirir competencias necesarias para el manejo de las TIC’s. Lo más importante fue la prontitud y aceptación de los estudiantes en general. Si bien la utilización de las tecnologías en los jóvenes es una fortaleza, puede significar también un aumento de la motivación, puesto que se ofrece una forma de aprender en sintonía con sus costumbres y aficiones. No obstante, se plantearon dificultades como la falta o la escasa conectividad en algunas localidades de la región para una minoría de estudiantes, que se mejoró con la decisión de la universidad de otorgar becas en el marco del Programa Conectar UNNE (COVID-19)”.

Recursos extras
Los entrevistados coinciden en que los contenidos teóricos pudieron enseñarse en forma virtual en su totalidad y se sumaron seminarios, estudio de casos, videos, entre otros recursos. “Algunos profesores incorporaron trabajos prácticos en el hogar. Las asignaturas troncales que tienen prácticas clínicas con pacientes o aquellas que resultan ser básicas para la formación del futuro profesional dejaron pendientes actividades para la vuelta a la presencialidad”, detalla la Dra. Di Nasso.
En la UNNE pusieron en marcha ayuda extra para los alumnos que presentaron inconvenientes en el aprendizaje: “Se conformaron las comisiones de apoyo virtual, pedagógico y psicológico integrada por docentes y profesionales expertos en la materia, que con actitud solidaria
tuvieron y tienen la grandeza de brindar sostén a quienes lo requirieran a través de los correos institucionales”, cuenta Guiglioni.
“La cursada se organizó de diferentes maneras, normalmente las clases teóricas eran asincrónicas y los prácticos, seminarios, estudios de casos, etc., eran sincrónicos. También, se habilitaron foros para consultas”, explica la Dra. Zeman. En este mismo sentido, el Dr. Lazo expresa: “La facultad tiene un plan de estudios con sesenta cursos obligatorios, ciento sesenta horas de cursos electivos u optativos, doscientas horas de prácticas profesionales supervisadas, por lo tanto se adoptan diferentes modalidades de enseñanza-aprendizaje: hay clases sincrónicas, asincrónicas. Instancias de consulta, tutorías, campus virtual, etc.”.
En Mendoza, la experiencia fue trabajosa pero muy enriquecedora, según narra la Dra. Di Nasso: “La organización académica fue compleja. Hubo factores que se debieron flexibilizar: conectividad, equipamiento tecnológico, familias numerosas, coordinar horarios, adaptar materiales educativos, etc. Las autoridades de la facultad acompañamos el gran esfuerzo de los profesores y de los estudiantes respondiendo a los requerimientos y dificultades que aparecían. La plataforma Moodle no fue suficiente para el aprendizaje de los alumnos. A medida que el tiempo pasaba, los estudiantes necesitaron interactuar con sus profesores, hablar con ellos, preguntarles, escucharlos. Así aparecen las plataformas Zoom, Meet, y otras, que permitieron achicar las distancias digitales. Se dieron situaciones en donde los estudiantes de los últimos años extrañaban la clínica, a sus compañeros, la facultad como lugar de encuentro y manifestaban estar cansados de los casos clínicos diseñados por los docentes, querían entrar en acción. Los estudiantes de los primeros años necesitaban conocer a quienes les enseñaban, hablar con ellos, preguntarles cómo hacer la maqueta que le habían solicitado, por ejemplo. Fue una experiencia inolvidable y un desafío institucional responder a estos requerimientos”.
En Córdoba, también, se multiplicaron los esfuerzos: “Hemos trabajado en actividades teóricas, eso fue sencillo de llevar adelante. Se colgaban las clases en cada aula virtual, las mayorías fueron asincrónicas y así el alumno pudo verlas de acuerdo a la disponibilidad de su tiempo, y eso hizo que las clases teórico-virtuales fueran mucho más masivas que las presenciales. Eso fue muy positivo. La parte teórica de las clases prácticas, también, se pudo desarrollar en las plataformas virtuales, se sumaron otras modalidades como demostraciones en vivo, videos, etc. Dictamos de forma online asignaturas optativas, que en su 90% son teóricas. Las evaluaciones, monografías, cuestionarios, parciales, y los exámenes finales del turno julioagosto, se hicieron virtuales. Lo que no pudimos es dar la oportunidad de las promociones, todos deben rendir final. Si es cierto, que pusimos más empeño en el acompañamiento de alumnos por medio de las tutorías”.

¿Qué sucedió con las prácticas?
“Es importante remarcar que no todo se puede virtualizar, sin duda en Odontología hay contenidos, prácticas y propuestas que no pueden desarrollarse con mediación tecnológica, aunque existan simuladores didácticos e informáticos. Desde nuestra perspectiva serán situaciones de enseñanza a reorganizar y postergar hasta que sea posible volver a la presencialidad cuando las autoridades de Salud nacionales y provinciales así lo establezcan. Eso no implica dejar de impartir clases a través de lo que se considera presencialidad mediada por tecnologías”, detalla la Dra. Guiglioni. Las instancias prácticas quedaron postergadas, también, en la UNT, en la de UNLP y en la UNC. “Las prácticas clínicas están pendientes pero con los protocolos preparados para volver cuando las condiciones sanitarias permitan hacerlo y la facultad resulte un lugar seguro para docentes, no docentes, alumnos y pacientes”, asevera el Dr. Lazo.
“No fue fácil pero alcanzamos la regularidad de todas las asignaturas de primero y segundo año, del 60% de las de tercero y de tres asignaturas de quinto. En cambio, en algunas de tercero y quinto, y todas las de cuarto, eminentemente prácticas y en las que se trabaja sobre simuladores o pacientes, otorgamos una certificación de los contenidos teóricos para que los alumnos puedan alcanzar la regularidad cuando se retome la presencialidad”, dice la Dra. Lutri.
Sin embargo en la UNCuyo, en noviembre comenzaron a dictarse clases presenciales: “Comenzamos luego de una planificación detallada. Se propuso un retorno gradual, paulatino muy cuidado donde se priorizaron actividades de los últimos años de acuerdo a las normas vertidas desde la Secretaría de Políticas Universitarias. Se confeccionó un protocolo general de la facultad que fue aprobado por el Comité Epidemiológico de la universidad. Se armaron burbujas de alumnos y docentes que trabajan en la clínica diariamente. El proceso de retorno se inició con la seguridad de que los alumnos y profesores habían adquirido las competencias y circuitos de bioseguridad acordados. Poco a poco estamos validando los circuitos diseñados, y la nueva modalidad de trabajo. Pacientes con turnos previos, triage a la entrada, estudiantes distanciados y profesores que realizan el seguimiento de los alumnos en cada paso de sus actividades. Además, se habilitaron salas de trabajos prácticos y de simulación y robótica para actividades preclínicas previas a la atención del paciente. Hemos aprovechado la ventana epidemiológica donde los casos disminuyeron y se amesetó la curva para adelantar competencias clínicas que habían quedado pendientes”, añada la Dra. Di Nasso.

Docentes comprometidos
En todas las facultades, el trabajo con los docentes logró muy buena coordinación: “Se fueron dictando capacitaciones y realizamos reuniones para monitorear el desenvolvimiento de las actividades”, expresa la Dra. Zeman. El Dr. Lazo aporta: “A partir de reuniones virtuales y directivas claras, todos se pusieron a trabajar con un fin común: que los alumnos no pierdan el año. Objetivo que hoy está logrado”. Por su parte la Dra. Guiglioni, enfatiza: “El compromiso, la pronta y buena predisposición, el sentido de pertenencia que caracteriza a los docentes de la FOUNNE, son actitudes facilitadoras que se pusieron aún más en evidencia en este tiempo tan crítico para la enseñanza de la Odontología”. La Dra. Lutri recalca: “Es para aplaudir la buena voluntad de todo el plantel de la facultad, docente y no docente”.

La respuesta de los alumnos
Uno de los mayores logros de la virtualidad puesta en marcha por las casas de estudio más importantes del país fue que no se dispararan las deserciones. Por el contrario, algunas experiencias dan cuenta de una disminución; en la FOUNT, la Dra. Zeman explica que hubo menos que lo que se registra habitualmente. Mientras que el Dr. Lazo subraya: “Por el contrario, aumentó el número de alumnos porque pidieron readmisión muchos que habían abandonado la carrera”. Mientras que en la FOUNNE no se percibieron diferencias con respecto a años anteriores. La Dra. Di Nasso aclara lo que sucedió en la FOUNCuyo: “El seguimiento de los estudiantes permitió ir al rescate en situaciones difíciles. Becas de conectividad, delivery de fotocopias, préstamos de bibliografía para la casa, entre otros, posibilitaron que no aumentara la deserción”.
En Tucumán, no se pudieron concretar nuevos egresos como explica la Dra. Zeman: “Por la última materia práctica final obligatoria que es básicamente práctica. Si hubo colación en forma virtual, tanto de grado como de posgrado”. En Mendoza, con otra organización curricular, si fue posible gracias a los exámenes digitales: “Egresaron muchos estudiantes de las tres carreras (Odontología y dos de pregrado: Tecnicatura en Prótesis Dental y Tecnicatura en Asistencia Odontológica). Se realizaron actos de Juramento de Práctica por Zoom que permitieron que estudiantes de ciclos lectivos anteriores se graduaran. Hemos previsto una gran fiesta para reunir las colaciones de grado 2020-2021”. El Dr. Lazo suma su experiencia: “Tuvimos egreso de grado y posgrado, todo virtual. Con juramento hipocrático incluido. El título lo retiraban en la universidad que dejó una guardia para tal fin. Estos egresados habían finalizado con sus prácticas clínicas en 2019 y les quedaban finales para rendir”.
En Córdoba, se dio una situación similar, turnos para retirar los diplomas y actos virtuales de egreso: “También recibimos varias tesis, todas de muy buen nivel, y en el área de posgrado y especializaciones se dieron contenidos teóricos. No hubo demasiadas deserciones, sí en algunas materias prácticas, los alumnos abandonaron ante la imposibilidad de una cursada completa. Lo procedimental no es fácil de explicar en palabras, y se hace cuesta arriba sin la presencialidad”, agrega la Dra. Lutri.
En la FOUNNE se realizaron entregas de diplomas presenciales: “Otra de las características adoptadas fue la no interrupción de mesas de exámenes parciales ni finales, que se realizaron en modalidad virtual. A los alumnos que culminaron la carrera y habían tramitado el título, se les entregó el diploma en forma personal, en una ceremonia sencilla y con el mínimo de personas que lo acompañen, en resguardo del distanciamiento e implementándose los protocolos establecidos por la institución”, la Dra. Guiglioni.

Balance 2020
En general, los entrevistados consideran que 2020 ha sido un año con balance positivo. Para el Dr. Gabriel Lazo, fue muy bueno: “El rendimiento académico también fue mucho mejor que con la presencialidad. Tomamos exámenes escritos muy rigurosos por la plataforma Moodle. Los alumnos estaban en contacto permanente con sus profesores y no faltaban a las clases”. En el mismo sentido, la Dra. Patricia Di Nasso evalúa este año académico como excelente: “Nos pudimos adecuar a la realidad, fue con mucho esfuerzo pero poco a poco fuimos afrontando problemáticas, buscando soluciones, y resolviendo dificultades. No fue fácil, debemos felicitar a los profesores, estudiantes y personal que hicieron todo lo posible para sobrellevar la situación y acompañar a los estudiantes en sus aprendizajes. Nuestros docentes fueron creativos, flexibles, y siempre estuvieron abiertos a innovar y probar estrategias didácticas”.
La Dra. Liliana Zeman tiene una visión diferente: “Aún no puede hacerse el balance final de esta experiencia porque no ha terminado el ciclo lectivo, necesitamos regresar a las clínicas y preclínicos donde tendremos muchos cambios. Pero hasta ahora fue un gran desafío, tanto para los docentes, alumnos, administrativos como para la gestión. Tuvimos muchas marchas y contramarchas por la falta de experiencia y formación, más allá de no contar con los elementos necesarios y conectividad adecuada. Por otro lado, muchas actividades no estaban preparadas para hacerse desde la distancia”.
Para la Dra. Mirta Lutri fue un año con logros muy positivos: “Los alumnos han potenciado mucho la actividad teórica. Si bien el balance es muy bueno, no es lo mismo enseñar sin presencia, porque el intercambio no es lo mismo entre docentes y estudiantes, falta la mirada, la cercanía. La buena voluntad de todos los actores hizo, sin embargo, que las cosas se hicieran bastante parecidas a las que se hacen de manera presencial”.
Para finalizar, la Dra. María Adelina Guiglioni enfatiza en los nuevos caminos que abrió la pandemia: “Sabemos que es un momento crítico y desconcertante desde el punto de vista sanitario, social y económico. Que, desde el punto de vista educativo, urge la necesidad de realizar cambios y mejoras, y a su vez es una interesante oportunidad de repensar la enseñanza, averiguar nuevos escenarios, formas, entornos y posibilidades con las tecnologías que la época nos ofrece. Fue imprescindible transitar este aislamiento con optimismo, compartiendo inquietudes, preocupaciones y sugerencias, pero con la seguridad de haber hecho frente a una situación incierta, realizando las tareas con responsabilidad desde cada lugar de trabajo remoto. Es necesario que la experiencia de este tiempo nos transforme para bien, nos ayude a crecer como comunidad educativa y también nos sirva para seguir aprendiendo como universitarios responsables y comprometidos”.
Los entrevistados coinciden en que el 2021 depara incertidumbres, pero las cinco facultades se preparan con protocolos y adecuaciones edilicias para retomar las clases presenciales, con la esperanza de que esta experiencia inédita haya servido, además, para reflexionar sobre el modelo de enseñanza y aprendizaje imperante.

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AFORA
El 10 de septiembre, se realizó de forma virtual la Asamblea de la Asociación de Facultades y Escuelas de Odontología de la República Argentina (AFORA), con el objetivo de elegir nuevas autoridades. Fue electa para presidirla, por unanimidad, por el período de dos años, la Dra. María Adelina Guiglioni: “Acepté con orgullo esta distinción en nombre de la Facultad de Odontología de la UNNE, comprometiéndome junto con los demás decanos y decanas, a trabajar para el posicionamiento de AFORA y el mejoramiento de la enseñanza de la odontología de grado y posgrado, de las instituciones que la conforman”

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