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Hobbies. Claudia Kristofis, odontóloga y artista plástica

19/05/2018

El ejercicio profesional exige destreza, la excesiva búsqueda por la perfección y lo estético, describe la odontóloga Claudia Kristofis, que alterna su especialidad en odontopediatría en la provincia de Chubut con su pasión por la pintura.

La Dra. Claudia Kristofis vive en la ciudad de Trelew, provincia del Chubut. Egresada de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires hace ya 33 años, alterna el ejercicio comprometido de su profesión con la pasión por la actividad artística: “La pintura representa mi cable a tierra, me permite continuar en el consultorio con tantas ganas como al principio”, afirma.

La profesión

La Dra. Kristofis es especialista en odontopediatría de la Asociación Odontológica Argentina. “Tomé ese camino porque la clave para llegar a lograr una salud dental plena está en trabajar junto a los niños y ejercer una tarea de concientización en el grupo familiar”. En la actualidad, ejerce la profesión en su consultorio particular que comparte con su colega Hugo Albanesi. “Cuando recién comencé a ejercer me dedicaba a diferentes especialidades, pero con el advenimiento de las distintas ramas de la odontología entendí la importancia de trabajar en equipo”.

El interés por el arte

“El gusto por las manualidades lo heredé de mi abuela materna, Margarita, que me enseñó desde chica a bordar y tejer; y despertó en mí el interés por crear con las manos”, relata Kristofis. La odontóloga organiza su agenda diaria para poder dedicar tiempo a sus ocupaciones extralaborales: “Amo mi profesión, su ejercicio lo intercalo de lunes a jueves con actividades al aire libre: camino por las chacras, bailo salsa y me relajo practicando yoga, también me deleita la cocina, sobre todo lo dulce; pero mi pasión desde hace 26 años, es el arte”, agrega. Dra. Claudia Kristofis comparte con sus pacientes su pasión por los colores y la pintura.

Una rutina saludable

“Los viernes comienzan distintos -nos cuenta la odontó- loga- , el trabajo queda atrás y la cabeza se prepara para crear y disfrutar. El taller donde voy todos los viernes, sin excepción, queda un poco alejado de la ciudad en una chacra. El lugar es mágico, hay una laguna, patos, loros, conejos y muchísimos árboles, pero sobre todo disfruto el sonido del silencio”. Claudia Kristofis comenzó a pintar con acrílicos sobre madera y luego con óleos sobre bastidores, realizó cuadros para decorar su casa, para obsequiar a sus hijos, su familia y sus amigos. “Hoy hasta la mesa y las sillas de la sala de espera de mi consultorio han pasado por mis manos de artista. Cada cuadro que inició está pensado para alguien o para un lugar en particular, me cuesta definir qué es lo que quiero crear pero una vez que lo decido, disfruto ver su avance. Mi profesora y amiga María Preusche es fonoaudióloga e hizo de un hobby, su trabajo. Fue y es mi ángel guardián en cada uno de mis proyectos”.

Un complemento al ejercicio profesional

Para trasmitir la importancia de realizar una actividad meramente por placer, la pintora y odontóloga elige una cita del político inglés Winston Churchill que la identifica: “Para ser realmente feliz y estar realmente sano es preciso tener dos o tres auténticos hobbies absolutamente diferentes del quehacer diario (…) El primero de estos hobbies puede ser la lectura, pero lo mejor que usted puede hacer en sus ratos libres es pintar”. En su consultorio, la Dra. Kristofis les ofrece a los niños la posibilidad de pintar: “Luego de pasar largas horas en mi trabajo, la pintura me permite desconectarme y a la vez me posibilita seguir con mi tarea en el consultorio con la misma energía que en mis inicios; tal es así que comparto con mis pacientitos el gusto por los colores y la pintura”. “La odontología nos exige destreza, la excesiva búsqueda por la perfección y lo estético, por lo cual creo que nuestra profesión se aproxima al arte”, concluye la Dra. Claudia Kristofis.

 

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