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Color, el tabú de la odontología restauradora

17/12/2020

Este artículo indaga sobre cuáles son los factores más importantes a tener en cuenta para obtener un color lo más similar posible a los tejidos dentales en los materiales restauradores

Dr. Bruno Riggio
Dictante de Posgrado del Círculo Odontológico Santiagueño (COS)

La estética dental a través de diversos procesos restauradores, busca mimetizar el material restaurador con los tejidos dentales. El color de dichos tejidos, es lo que trata de emular el odontólogo, utilizando múltiples técnicas que se centran en teoremas físicos de la interacción de luz con los tejidos, para obtener un resultado óptico satisfactorio. Ese aspecto puede ser importante, pero de difícil aplicación clínica. ¿Cuál o cuáles serían los factores más importantes a tener en cuenta? Investigamos, estudiamos y aprendemos formas de obtener ese color dentario.

El color
¿Es eso suficiente? ¿La célebre toma del color, es importante?
A mi entender, habría que hacer una diferencia entre los procesos restauradores directos e indirectos. En los protocolos indirectos, es de fundamental importancia, ya que hay que transmitir dicha información a un tercero (el laboratorio dental), para la obtención de restauraciones ópticamente armónicas. En cambio, en los protocolos restauradores directos, adquiere mayor complejidad porque la toma del color en sí, es insuficiente y hasta me atrevería a decir que insignificante, porque la mayoría de los elementos dentarios están dentro de un rango de colores entre A2 y A3, por lo tanto, al color podría decirse que lo tenemos. La dificultad está en cómo lograr ese color, y eso se debe, a que entran a convivir otros factores, que tienen igual o mayor relevancia para que la restauración obtenga el resultado final deseado. Personalmente, reduciría a cuatro esos factores:
- Sustrato dentario
- Material restaurador
- Técnica de estratificación
- Pulido
En cuanto al sustrato dentario, habría que entender que los tejidos dentales tienen un comportamiento óptico singular, y reproducir ese comportamiento requiere del conocimiento de la composición del esmalte y la dentina, y qué efectos provocan al interactuar con luz. Porque son esos efectos, los que tenemos que reproducir con un material restaurador, que en su composición, es muy distinta a los tejidos duros del diente. La obtención de esos efectos (opalescencia, contra opalescencia, halo opaco, etc.) por medio de los composite, resulta en una restauración con rasgos de naturalidad, mimetizándose con el entorno bucal resaltando la belleza de lo invisible.

Material restaurador
El material restaurador es vital, pero hay que hacer una diferencia entre su composición y cómo funciona desde el punto de vista óptico, o si lo prefieren, en cuanto al color. Planteo esta dicotomía, porque su composición no infiere tanto en el color final de la restauración.
No así, en cómo manipulamos ese material restaurador, qué experiencia tenemos con el material. Porque en la práctica es donde realmente aprendemos las condiciones que tiene ese material y cómo responde ante determinadas situaciones que nos plantea la clínica.
Hay veces que un mismo composite lo usaremos en situaciones distintas y el resultado final debe ser parecido. Como por ejemplo, colocar una resina compuesta color A2 en 1 mm de espesor o la misma resina en 2,5 mm de espesor, la percepción del color puede variar porque los materiales restauradores responden de maneras diferentes en cuanto a su espesor, o nos puede pasar, en combinar colores de diferentes marcas comerciales, para la cual no hay ningún impedimento para hacerlo (si su composición química lo permite), pero tal vez un mismo color de diferente marca comercial se perciba ligeramente distinto al final. Por ese motivo es altamente recomendable elegir un composite para nuestra clínica, y tratar de explotar al máximo las cualidades de la marca elegida. Pero solo lo lograremos observando a conciencia, su comportamiento en determinados tipos de restauraciones o como es su presentación colorimétrica.
Algunos responden a la escala vita, con la que está más familiarizado el odontólogo, pero teniendo en cuenta que un mismo color puede tener distintos grados de translucidez u opacidad, destinados a lugares muy específicos del diente, resaltando sus cualidades. Hay otros composites con una colorimetría, que no se basa en la escala vita, tienen dentinas con color y esmaltes acromáticos, igual a la forma que están dispuestos anatómicamente y colorimétricamente los tejidos duros en los elementos dentarios. Esto haría pensar al odontólogo que a mayor similitud, mayor facilidad para lograr un color perfecto. Pero estos composites requieren gran exactitud en la combinación, y los espesores de las capas, para un resultado final óptimo.

Restauración
La técnica de estratificación, es el factor que quizás más influya, en el resultado final de cualquier restauración estética directa. Esto se debe a que los protocolos están estandarizados, pero no de manera exacta. Siempre va a estar la mano del odontólogo para ir adecuando la técnica al caso clínico en particular. Pero esas correcciones, sino van acompañadas con los conocimientos del material restaurador y las condiciones del sustrato dentario, seguramente llevarán al fracaso estético de esa restauración.
Son múltiples los pasos protocolares durante la estratificación, pero yo haría hincapié en la experiencia, obtenida a base de mucho entrenamiento, que es el pilar fundamental para ir amalgamando todos los conceptos.
Durante la estratificación se deben respetar espesores y la localización del composite según opacidad o traslucidez, y obtener una restauración final que casi no requiera modificaciones de forma, contorno y volumen. Porque tratar de compensar durante el pulido esas deficiencias, producirán cambios en la estratificación realizada previamente, obteniendo un color final inexacto.
El acabado y el pulido de una restauración es el paso final, y en el que menos errores debemos permitirnos. Hay que ser muy observador y minucioso, porque no solo buscamos el brillo del composite, también es donde reproducimos la macro y micro anatomía para resaltar las características de esa pieza dentaria, y cualquier desacierto, modificará su interacción con la luz, cambiando la percepción final del color. Este paso del protocolo restaurador, debe ejecutarse de manera precisa, para alcanzar la naturalidad de nuestra restauración.
Por lo expuesto, solo queda concluir que el color es solo uno de los objetivos a lograr en una restauración. Es finalmente, el resultado de múltiples pasos y no un objetivo solitario e inalcanzable.

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